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La pirámide de Maslow, o jerarquía de las necesidades humanas, es una teoría psicológica propuesta por Abraham Maslow en su obra Una teoría sobre la motivación humana de 1943, que posteriormente amplió.

Maslow obtuvo una importante notoriedad, no sólo en el campo de la psicología sino también en el ámbito empresarial del marketing o la publicidad. Maslow formula en su teoría una jerarquía de necesidades humanas y defiende que conforme se satisfacen las necesidades más básicas (parte inferior de la pirámide), los seres humanos desarrollaron necesidades y deseos más elevados (parte superior de la pirámide).

La tradicional pirámide de Maslow tiene este aspecto:Pirámide de Maslow

 («Pirámide de Maslow» de J. Finkelstein, vía Wikimedia Commons)

Maslow definió en su pirámide las necesidades básicas del individuo de una manera jerárquica, colocando las necesidades más básicas o simples en la base de la pirámide y las más relevantes o fundamentales en la cima de la misma, a medida que las necesidades van siendo satisfechas o logradas surgen otras de un nivel superior o mejor. En la última fase se encontraría con la «autorrealización» que no es más que un nivel de plena felicidad, armonía y amor.

Actualización de la Pirámide de Maslow (2015)

Personalmente creo que merece la pena valorar con seriedad si ya va siendo hora de plantear una actualización de la pirámide de Maslow. Según Maslow, para suscitar un concreto nivel de necesidad supuestamente has de tener satisfechas las necesidades inferiores a dicho nivel. Maslow afirma: «Cuando pienso en el hombre auto-actualizado, no imagino a una persona ordinaria con un elemento añadido, sino a esta misma persona sin ninguna privación. El hombre promedio es un ser completo cuyas capacidades y facultades han sido inhibidas y obstaculizadas”.

Al tenor de la frase anterior, Maslow parece pasar por alto que las facultades propias (dones), la mayoría de las veces son inhibidas u obstaculizadas por nosotros mismos (por nuestro propio egoísmo), y no necesariamente por la supuesta intervención privativa por parte de terceros o de la sociedad (actitud victimista). No es que la sociedad nos prive del reconocimiento, sino que existe una premisa previa que apunta directamente a nuestra propia responsabilidad (realización). Desde mi punto de vista la necesidad de realizarse parece imponerse a otras supuestamente más básicas. Es previa y prioritaria frente al resto de necesidades de carácter externo. Nuestra prioridad es «ser» y hacer, antes que «tener»; y no al revés.

Cobra así sentido que Jesus dijera en el desierto frases tales como “No sólo de pan vive el hombre” aludiendo claramente a necesidades fisiológicas.

«Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne (fisiológicos), los deseos de los ojos (pertenencia), y la vanagloria de la vida (reconocimiento), no proviene del Padre, sino del mundo.» Juan 2:16

Jesús también afirmó con claridad: “Buscad primero el Reino (la voluntad del Padre -autorrealización-) y lo demás (necesidades básicas) se os dará por añadidura”. Se trata de consignas esenciales para cualquier persona que realmente desee establecer un verdadero principio de coherencia en su interior. Y no tenerlas en cuenta conduce de manera inexorable a la «venta» del alma al diablo (la división de motivaciones) quedando apresado (tullido), dividido por dentro, limitado, adulterado, desnaturalizado, cruelmente destinado a una vida de mayor o menor sufrimiento. Por eso Jesús también decía que era necesario “volver a nacer”, comenzar de nuevo, renunciar a la codicia (externa), desprenderse, negarse a uno mismo y conectar con nuestra genuina motivación (interna).

«Más es la vida que el alimento, y más es el cuerpo que el vestido» Lc 12:23

¿Qué sígnica quedar dividido en nuestro interior? Significa que existen motivaciones que tienen su origen en el cuerpo físico y el resto del mundo material. Pero, a su vez, también existe otro tipo de motivación que tiene su origen en una inteligencia global que es de orden metafísico (Campo Unificado de Conciencia). Únicamente desde la prioritaria conexión con esta última es posible llegar a disfrutar de una vida plena y armónica. Cualquier otra alternativa será fuente de división interior, limitación, conflicto y sufrimiento. Pues significa confundir lo que somos con lo que no es más que un vehículo de expresión de lo que somos.

Con todo, parece necesario matizar que el acceso a la vía de la auto-realización no tiene porque implicar necesariamente una renuncia definitiva a las satisfacciones sensoriales (como sería el caso de un ermitaño). Por el contrario, basta únicamente con que sean trascendidas -que no es lo mismo- en favor de lo que de verdad importa. La necesidad de auto-actualizarse tiene un carácter fundamental: es la “roca firme”,el para qué soy, el “cimiento” del que todo el “edificio” de la vida debe partir si queremos que sea verdaderamente consistente.

He aquí un ejemplo claro de lo que significa trascender: “El reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo; el cual, hallándolo un hombre, lo esconde y, contento por ello, vende todo lo que tiene y compra aquel campo”. Trascender significa que has encontrado dentro de ti algo de tal valor, que todo lo de fuera, que antes te parecía importante, ahora palidece.

El propio Jesús fue ejemplo extremo de trascendencia. Hasta tal punto trascendió que tuvo a bien aceptar voluntariamente el sacrificio de sus necesidades fisiológicas (la muerte física) antes que renunciar a su misión, a sus principios y sus valores. Por eso él decía aquello de “mirad las las aves del cielo, que ni plantan ni siegan ni guardan el granero”. El mensaje de Jesús era potente, de total confianza, de proactividad sin contemplaciones.

En mi opinión las terapias enfocadas estrictamente a la satisfacción de las necesidades básicas (cambio terapeútico) pueden resultar extremadamente contraproducentes para muchas personas, especialmente si antes no ha tenido lugar un potente trabajo cognoscitivo (cambio evolutivo). No es de extrañar que algunas personas puedan llegar a experimentar una profunda frustración tras un proceso de coaching mal enfocado. Es sabido que por apego a sus seguridades o a sus pertenencias una persona perfectamente puede llegar a sacrificar para siempre el pleno desarrollo de sus genuinas potencialidades.

Un énfasis excesivo puesto en la seguridad o en la super-vivencia puede constituirse en el mayor enemigo de la vivencia (la experiencia). Por ejemplo, alguien psicológicamente inseguro puede dedicar su vida a acumular dinero, sin embargo es muy posible que nunca haya logrado vivir de verdad. Por tanto es evidente que la necesidad de seguridad no sería una constante universal a satisfacer -tal y como parece plantear Maslow- sino algo extremadamente variable y subjetivo en función de la psiquis de cada persona.

Hay personas que pueden sentirse seguras con muy pocos recursos. Otras en cambio nunca llegan a estarlo por más que acumulan. También puede haber personas que, aún teniendo familia, se sienten muy solos. Otras en cambio, aún sin familia, cuentan con tantas amistades que llegan a sentir que el mundo es su casa.

Con respecto a la satisfacción instintiva de necesidades Erich Fromm afirma lo siguiente en “El Miedo a la Libertad”: “Así el individuo, solo y autosuficiente, entra en relaciones económicas con el prójimo, en tanto éste constituye un medio con vista a un fin: vender y comprar. El concepto freudiano de las relaciones humanas es esencialmente el mismo: el individuo aparece ya plenamente dotado con todos sus impulsos de carácter biológico que deben ser satisfechos. Con este fin entra en relación con otros “objetos». Así, los otros individuos constituyen siempre un medio para el fin propio, la satisfacción de tendencias que, en sí mismas, se originan en el individuo antes que éste tenga contactos con los demás. El campo de las relaciones humanas, en el sentido de Freud, es similar al mercado; es un intercambio de satisfacciones de necesidades biológicas, en el cual la relación con los otros individuos es un medio para un fin y nunca un fin en sí mismo. Contrariamente al punto de vista de Freud, el análisis que se ofrece en este libro se funda sobre el supuesto de que el problema central de la psicología es el que se refiere al tipo específico de conexión del individuo con el mundo (mediante su espontánea creatividad), y no el de la satisfacción o frustración de una u otra necesidad instintiva per se.”

Erich Fromm parece aludir al egoísmo (o etnocentrismo) subyacente a la esforzada satisfacción de necesidades básicas. Desde éste enfoque uno se percibe como un ente separado y solo frente a un mundo hostil que tiende a privarle de sus derechos.

El contrapunto de la hostilidad y la instrumentación interesada del otro es la aceptación, la creatividad, el amor incondicional y la hospitalidad.

No es lo mismo amar los objetos (el mundo) y usar a las personas, que amar a las personas (su ánima inmaterial) y usar los objetos. Quien ama los objetos inevitablemente acabará usando a las personas. Y no solo acabará utilizando a los demás alienándolos, sino que también se alienará a sí mismo en primer lugar.

En gran parte el mundo está en crisis porque no tenemos una educación para la conciencia y la mente profunda. Tenemos una educación de carácter utilitarista que en cierto modo le está robando a las personas su conciencia, su tiempo y su vida. El mundo civilizado es un mundo domesticado, y la enseñanza y la crianza, tal y como son concebidos en la actualidad, son claros instrumentos de esa implacable domesticación que hunde a las personas en el sinsentido vital.

John Whitmore, en su famoso libro «Coaching», nos alerta de lo erróneo que resulta plantear la gerencia de personas desde la cultura del palo (castigo) y la zanahoria (premio): la domesticación. Whitmore asocia este tipo de gerencia (para él ya anticuada) directamente con la satisfacción de necesidades básicas (emociones reactivas y motivación externa). Por ese motivo, Whitmore viene a afirmar que la actividad del coaching debe enmarcarse estrictamente en el marco de la autorrealización maslowniana (motivación interna y creatividad). Y para dejarlo aún más claro incluye en su libro el siguiente esquema de la pirámide de Maslow:

Pirámide de Whitmore

Desde pequeños nos llenamos de apegos. Al principio son juguetes, y más tarde también, aunque desde otro poder adquisitivo. Queremos conquistar el mundo. Queremos una buena cuenta corriente, propiedades, estatus social, fama… Queremos «trepar» por la escala social. Aspiramos a «hacernos un nombre» (Gen. 11,4) como si fuéramos los auténticos constructores de la torre de Babel. Vivimos en un estado continuo de sobreesfuerzo y pensamos que salir adelante es lograr todo eso que no tenemos. El reconocimiento social pasa por presumir de lo que se ha logrado (títulos, propiedades, éxito…). El deseo (EROS) nos arrastra a imponernos nuevas metas cada vez más ambiciosas. Y si fracasamos llega la decepción, la rabia, la depresión, el tedio, la ruptura o la soledad (TÁNATOS). Y así, subimos y bajamos, como las ondas de la SERPIENTE bíblica (las aguas de la inestabilidad emocional).

Esta senda serpenteante es la vía del conseguir o del «TENER». Por esta senda no hay realización personal posible. Podemos permanecer en ella el tiempo que deseemos, pero todos nuestros esfuerzos serán en vano. Aunque desde fuera podamos aparentar progreso, en el fondo sentiremos que nuestras vidas siguen estancadas en la división interior, el conflicto con los demás, la dificultad y la limitación. Es muy posible que en lo más hondo de nosotros intuyamos que algo importante se nos esta pasando por alto. Puede ser, por ejemplo, que algunos se sientan afortunados de «tener» un trabajo. Pero cuidado, lo mismo es el trabajo el que sutilmente les ha llegado a «tener» a ellos.

En ocasiones, a algunas personas, la vida les da un palo difícil de superar (CRISIS). Es un toque de alerta. Puede ser por ejemplo el anuncio de padecer una enfermedad grave, un despido o la muerte de un ser querido. En esos momentos es posible que decidan parar y replantearse la vida. Comienzan a pensar en si lo que habían estado haciendo hasta ese momento realmente tenía sentido para ellos. Es precisamente en esa etapa vital cuando puede acontecer lo que Jesús denominaba TESHUVÁ (en griego Meta-noia ó más allá de las tensiones mentales y sus dramas emocionales asociados).

Teshuva (en hebreo תשובה, significa literalmente retorno) es la práctica de volver a los orígenes, a nuestra fuente original de motivación, al autodominio, al alma. Si antes hablaba de la conquista del mundo, ahora, por el contrario, estoy aludiendo a la noble conquista de uno mismo. Tradicionalmente se le ha dado el sentido de arrepentirse de los pecados propios de una forma profunda y sincera. Aquél que pasa por el proceso de la teshuva con éxito vuelve a nacer desde un impulso distinto. Es una especie de retiro en el desierto bíblico (donde no hay nada) o de recuperación de un cierto estado de virginidad interior. Cuando se analiza la palabra con el sentido tradicional de «arrepentirse», esta consiste en un proceso en el cual la persona identifica las áreas en las cuales se encuentra débil, examina sus actitudes y controla sus deseos e instintos que lo desvían del camino recto, así se reconcilia consigo mismo y retorna a su propósito previo al nacimiento (misión). Teshuva significa despojarse, desprenderse de lo accesorio, negarse a uno mismo, soltar apegos alienantes, trascender. Es el retorno al “Yo” original, y las tensiones, ataduras o complacencias sensoriales de las personas son en realidad un ocultamiento de su alma verdadera.

Los siete días de la semana no dejan de constituirse en una metáfora más en relación a lo que aquí describo. Los cuatro primeros días (o niveles Maslow) vienen a ser como el fallido intento de elevar la torre de Babel. El quinto día es el de la posible disolución del ego mundano. El sexto es el del Sabbath bíblico (recuerdo o retorno). El Sabbath es la Ley del desierto, de la paz, del silencio, de la confianza, del perdón de las deudas y de la restauración de la Unidad. Y, finalmente, el séptimo día es el de la consumación exitosa del proceso de liberación.

El Shapatu (sábado) babilónico era una fiesta de duelo y autocastigo. Era un día sombrío, dedicado al (sexto) planeta Saturno (nuestro «sábado» esta dedicado en su nombre a Saturno-Cronos), – quien devoraba a sus hijos nada más nacer -, cuya ira se trataba de aplacar mediante el autocastigo y la autoacusación. Pero en la Biblia, el día santo ha perdido el carácter de autoacusación y duelo; no es ya un día «malo» sino un día bueno; el Sábado se convierte en el opuesto mismo del siniestro Shapatu. (Erich Fromm)

Cuando el ser humano retoma el contacto con su alma (su prístina inocencia) entonces comienza a «saber». Súbitamente se topa con momentos de lucidez (insights) que le permiten «romper» definitivamente con su anterior trayectoria de vida (breakthrough). Esa certeza interna (confianza o fe) que está más allá de la razón analítica (del interés) es la que Jesús denominaba EMUNAH. La EMUNAH está mas allá del entendimiento en el sentido común de la palabra. Implica mucho mas que una comprensión intelectual de nuestros intereses mundanos, es mas que una creencia basada en la consideración lógica de los hechos. Es una mezcla de certeza meta-racional y determinación.

Actualización de la pirámide de Maslow

Copyright de la foto: harvepino / 123RF Stock Photo

La mayoría de nosotros, por ejemplo, entiende que si luchamos por nuestros objetivos ocurrirán cosas positivas como resultado de nuestro esfuerzo autosuficiente. Mientras más conscientes seamos de que nuestras acciones tienen resultados positivos en el mundo, mas posibilidades hay de que nos sintamos eufóricos. Hay una lógica de causa y efecto en esta forma mundana de operar.

Sin embargo EMUNAH implica fe, y certeza de que los efectos de nuestras acciones positivas tienen repercusiones mas allá de lo imaginable. La EMUNAH es justo el poder que consigue que las aguas (inestabilidad emocional – serpiente) del mar Rojo se separen.

Entonces dijo Dios a Moisés: “Tira tu cayado al suelo” y al instante se convirtió en una serpiente. Luego le dijo que la cogiera por la cola y de nuevo era un bastón de madera.

La división del Mar Rojo (superar el plano de la inestabilidad emocional) en el libro de Exodo es tal vez el ejemplo mas asombroso del poder de la fe. Solo imagina la escena: los aterrorizados hijos de Israel estaban atrapados en la orilla del mar mientras el poderoso ejercito egipcio les pisaba los talones. Entonces Moisés estiró el brazo levantando su CAYADO. Dijo a las aguas que se dividieran, ¿y que ocurrió?. Según las enseñanzas cabalísticas, nada. Ni una gota de agua retrocedió. Para provocar un milagro en el mundo natural la gente tuvo que crear primero un milagro en su propio corazón. De acuerdo con esto, la Biblia relata que cuando Moisés dijo a los israelitas: ¨No temáis, quedaos tranquilos y veréis la salvación, pero el Creador respondió, ¨¿Por qué me clamas a mi? Di a los hijos de Israel que se pongan en marcha¨.

«¿Y por qué me llamáis: Señor, Señor, y no hacéis lo que os digo?» Lc 6:46

La EMUNAH por sí sola no es suficiente. Para poder obtener los beneficios de esa certeza debemos ACTUAR masivamente en cumplimiento de nuestra particular MISIÓN (Voluntad Esencial). Esa fuerza, esa Fe, ese coraje es el de nuestro espíritu interior. En contraposición a la ya mencionada vía del «TENER», esta otra es la vía del «SER» y el «HACER».

En la medida que empezamos a ser fieles a nosotros mismos, a menudo sucede que nos decidimos a emprender una senda profesional mucho más vocacional, orientando nuestra existencia a la creatividad y el bien común (desde el corazón) y no tanto a nuestro propio interés (desde la mente). Lo curioso es que tarde o temprano el éxito externo también acontece, pero sin haberlo buscado, por añadidura. Pues el verdadero éxito ahora se encuentra en otro nivel: el de nuestra propia vibración interior. Esa que en ocasiones podemos llegar a sentir cuando de verdad actuamos alineados con nuestra misión.

«No alcanzas la excelencia si no vas más allá de satisfacer tu ego, tu ambición o tu avaricia. Si no te comprometes, por tanto, con objetivos que van más allá de tus necesidades para servir las de todos.» Howard Gardner

He querido reflejar todo lo comentado en un dibujo de una pirámide que a mi juicio refleja con mayor precisión la verdadera naturaleza del ser humano. Es uno de los recursos en los que me baso para desarrollar un coaching más efectivo, y es lo que hoy quería compartir con ustedes como primicia. En esta nueva pirámide se pueden apreciar los diferentes tipos de motivaciones que pueden llegar a impulsarnos en la vida:

Pírámide-Maslow-Ampliada (Ignacio Duro)

Si la observamos con detenimiento no resulta demasiado difícil intuir una «inmersión» en las «aguas» de la inestabilidad emocional, para luego emerger de las mismas (separar las aguas) renovados. Ahora ya puedes comprender el sentido del rito cristiano del bautismo como anticipo teatralizado del reto que más tarde nos espera en la vida.actualización de la pirámide de Maslow

Para mí es claro que la sabiduría perenne no es, ni mucho menos, una antigualla caduca, sino una guía interna (esotérica) certera y completamente vigente. Lo que ocurre es que sigue sin ser bien entendida. Ello es debido a que de manera habitual ha sido interpretada en términos literales, fenomenológicos o históricos (exotéricos). Y eso ha sido desde siempre un grave error.

En la Grecia clásica existían dos formas de denominar el tiempo: Cronos y Kairos. Cronos (Saturno) se correspondía con el tiempo cuantitativo, de las rutinas, de la inercia o de los poderes establecidos (mundanos). Mientras que Kairos hacía referencia al tiempo cualitativo, al momento oportuno, al instante de la inspiración creativa o al tiempo necesario para que la voluntad divina se cumpla. Se trata de dos tiempos distintos para dos estilos de vida distintos, antagónicos, incompatibles entre sí.

Observando una vez más esta nueva pirámide, también se nos hacen mucho más evidentes los significados metafóricos de las palabras diestro y siniestro. Cuando empleamos la palabra «siniestro», lo más probable es que pensemos en algo retorcido o con doblez, “avieso y malintencionado; infeliz, funesto o aciago; con propensión o inclinación a lo malo” (DRAE). Sin embargo al emplear la palabra «diestro» pensamos en algo derecho o recto; «hábil, experto en un arte u oficio; favorable, benigno, venturoso» (DRAE). Cualquier persona debería ser capaz discernir en qué parte del camino se encuentra; si en la aciaga senda siniestra (Cronos) o en la venturosa diestra (Kairos) [aclaro que no me refiero aquí a ideologías políticas, sino a estados internos del ser humano]. La senda siniestra es ancha pero la diestra es estrecha y no muchos la encuentran. La diferencia solo estriba en el grado de pureza de nuestras intenciones. Dicho de otra forma, del espíritu que nos mueve. Puede ser un espíritu conflictivo (de tipo reactivo-emocional) o un espíritu armónico (puro, sano o santo).

Finalizo este post con una anécdota que conecta bien con el asunto que nos ocupa. Sería posible una comparación con la pirámide que aparece en los billetes de un dólar. Esta pirámide consta de dos partes que no se tocan entre sí. Una en la parte superior con un ojo y otra inferior que consta de 13 escalones.

actualización de la pirámide de MaslowEn numerología el 13 es 1+3= 4. Y el 4 es el número de la tierra, lo mundano, lo material y lo económico. En el tarot la carta 13 es la de la muerte, y en su significado oculto representa el cambio, el final de algo y el nacimiento de otra cosa.

Por otra parte, el triángulo superior hace referencia a algo sutil que aún está por consumar: la luz del alma, la providencia y el Campo Unificado de Conciencia, representado en este caso por el sexto sentido o el ojo que todo lo ve.

«La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser la cabeza del ángulo.» (Mat. 21:42)

El reto de nuestros días es que esos dos tramos separados de la pirámide por fin logren unificarse en un todo coherente. La paradoja es que el camino correcto no es hacia arriba; tal y como en un principio pudiera parecer (o como lo pensaron los soberbios habitantes de Babel). Sino hacia abajo, renaciendo desde la humildad, para luego volver a subir colmados de sentido y verdadero fundamento.

Quiero contarte que me valgo de estos y otros muchos conocimientos sobre la naturaleza profunda del ser humano para realizar procesos de coaching altamente efectivos. Uso un sistema propio denominado Coaching de flujo Armónico. Si te interesa valorar la posibilidad de experimentar un proceso de coaching conmigo puedes encontrar más información aquí. O bien, si ya eres coach o terapeuta y te gustaría conocer las características del Coaching de Flujo puedes pinchar aquí.

Por supuesto, estaré encantado de atenderte sea cual sea tu caso.

En el siguiente post continuaré hablando de esta nueva pirámide, aunque enfocándolo desde la comprensión del papel que juegan las emociones y los sentimientos.

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