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Desde hace tiempo me viene apeteciendo poner un poco de orden en todo lo relacionado con las emociones y los sentimientos. Se ha hablado mucho sobre el tema pero en mi modesta opinión considero que existe confusión y que aún quedan algunos cabos sueltos.

La motivación es algo esencial en las actividades humanas. Necesitamos saber porque hacemos las cosas. Más aún, necesitamos saber qué impulsos merecen ser respaldados por nuestros actos y cuales no. La calidad del impulso (como quien apunta con un arco y una flecha) determina en gran medida el éxito o el fracaso de nuestras empresas.

Muchas veces nos hemos visto arrastrados por arrebatos. Y no es de extrañar que nos arrepintamos y nos preguntemos de donde salió la energía que nos impulsó a actuar así.

Hemos heredado de nuestros ancestros animales diversos recursos motivacionales. Pero además hemos desarrollado otros nuevos que nos distinguen como una especie aún más evolucionada. Fruto de nuestra historia evolutiva MacLean distinguió en nuestro cerebro tres partes básicas: la parte reptil, la parte mamífero y la más propiamente humana o neocortex. Como veremos cada parte cumple una función distinta en lo que respecta a las motivaciones.

Desde mi punto de vista es clave valorar las motivaciones en función de la capacidad empática que incorporan. Mi teoría es que el objetivo de la evolución no ha sido tanto la supervivencia de los más fuertes (Darwin), como el de la progresiva amplificación de la conciencia gracias al aumento de la capacidad empática.

Por ejemplo, hace siglos un tiburón podría habernos parecido un animal demoniaco y agresivo al que no nos hubiera importado perseguir hasta su total exterminación. Sin embargo, hoy en día nuestra conciencia ha crecido. Ya no solo somos capaces de apreciar su belleza, sino que también somos capaces de comprender la necesidad de su protección en orden a la conservación de numerosos ecosistemas. El incremento de nuestra inteligencia empática ha permitido al ser humano intuir que no somos entes autónomos, separados de nuestro entorno natural, sino que todo es uno; más allá de las apariencias. Por fin hemos llegado a entender que sin la adecuada conservación de ese entorno tampoco nosotros sobreviviríamos. Todo ello constituye un gran logro evolutivo.

Voy a intentar desplegar todo el abanico de posibles impulsos, así como lo que a mi me parece su origen y sus características distintivas.

A) SEPARACIÓN, SUPERVIVENCIA, COMPETITIVIDAD Y PODER EXTERNO (EL TENER)

Puesto que nos sentimos separados necesitamos apegos. Asociados a los apegos vienen también las emociones. Las emociones son inherentes a la conciencia de separación e indican la existencia de un conflicto o una incomprensión. Se presentan como pérdidas de energía y vitalidad. Vienen a ser como “nubes” o interferencias que ocultan nuestra verdadera luz. 

Las emociones son pasiones que nos distraen o nos arrastran en contra de nuestra voluntad esencial (misión).

Origen etimológico:

– Emovere: mover, trasladar, sacar a uno de su estado habitual (sacarle a uno de sus casillas).

1) LAS RAICES DEL ÁRBOL

+ Emociones irracionales (Tierra)

Las emociones irracionales son las que se substancian en nuestro cerebro más primitivo: el reptiliano. Su función está directamente relacionada con la supervivencia y la adaptación al medio. Por decirlo más claro, estas emociones son las que nos sujetan al mundo, las que tratan de garantizar la permanencia de nuestro cuerpo físico. Sus impulsos tratan de mantenernos vivos y protegidos frente a todos aquellos peligros objetivos e inminentes que podamos captar a través de nuestros sentidos. El cerebro reptil es responsable de mantener activa la homeostasis de nuestro cuerpo así como de nuestras reacciones más instintivas o primarias.

Para comprender lo anterior podemos pensar en la conducta de los reptiles, por ejemplo peleando por un trozo de carne. Cuando, sin pensarlo, en décimas de segundo, atacamos o huimos, es que nuestro cerebro reptil ha tomado las riendas de nuestra conducta para garantizar nuestra seguridad. Más tarde quizá haya tiempo de valorar nuestra reacción. Pero en momentos de peligro inminente nuestro cerebro reptil no le da opción al pensamiento; simplemente pone en marcha tus músculos para rescatarte. Son reacciones prácticamente automáticas. Y poco importará si en la huida te ves obligado a pisar (literalmente) a otros. Al cerebro reptil solo le preocupas tú, tu propia integridad física. La de los demás le trae sin cuidado.

La espontaneidad de los niños pequeños también tiene mucho que ver con éste tipo de emociones y con las de los mamíferos primitivos, pues ellos aún no tienen el neocortex completamente desarrollado.

Características básicas de las emociones irracionales:

-Tipos de emociones reptilianas: ira, miedo, asco

Mecanismos que las propicia: programas, patrones, automatismos.

-Ámbito de influencia: Espacio de respeto.

-Percepción prioritaria de necesidades maslownianas: Fisiológicas y de seguridad.

-Arquetipo: Dionisio, Hércules

-EMPATÍA : Respuestas reactivas de empatía nula o escasa (sálvese quien pueda)..

2) EL TRONCO Y LAS RAMAS DEL ÁRBOL

+ Emociones racionales (aguas)

Amplificando las funciones reptilianas encontramos el cerebro mamífero o límbico. Esta parte del cerebro se encarga de amplificar algo más nuestra capacidad empática. Por eso los mamíferos primitivos comenzaron a preocuparse por los distintos miembros de su unidad familiar. Otros mamíferos algo más evolucionados como los primates y los homínidos fueron capaces de crear clanes. El ser humano entendió el valor de la sociedad en términos tribales. Lo fundamental ya no solo era el individuo sino también su familia, su tribu, su equipo, su club social, sus paisanos, los de su raza, los de su empresa, los de su cultura o los de su religión.

No solo eso, el ser humano empezó a disponer de lo que él entendió como sus propiedades (objetos, tierras, personas, etc).

Aún así, la capacidad empática aún distaba bastante de ser total. Seguían existiendo enemigos, simpatías y antipatías (del término griego pathos: pasión, sufrimiento). Había otros machos, otros propietarios, otras culturas, otras tribus, etc.

Más tarde las emociones comenzaron a ser filtradas por el neocortex cerebral (la razón analítica o razón teórica según Kant). Así, a las emociones más viscerales se les añadió el pensamiento (los juicios en función de nuestros intereses) dando lugar a otro tipo de emociones tales como el orgullo, la envidia, los celos, la culpa, la soledad, el rencor, la depresión, la ansiedad, la vergüenza, el odio o la euforia. Para todas estas emociones es imprescindible nuestra capacidad de generar y retener imágenes en la mente (el pensamiento), de lo contrario no podrían existir. Los juicios que siempre acompañan a nuestras emociones son las reacciones personales de nuestro ego a lo que experimentamos.

Lo podemos comprobar fácilmente. Nos caen simpáticos los de nuestra familia, los de nuestro equipo, los de nuestro club, los de nuestra vecindad, los de nuestra corriente ideológica, los de nuestra panda, los de nuestro país, los de nuestra religión, los de nuestra empresa. Pero los demás… eso ya es otro tema. Los demás entendemos que, o nos están perjudicando, o no tardando nos van a perjudicar. Son competidores, potenciales enemigos. Y nuestra actitud de partida es como poco de protección y desconfianza; por si las moscas (etnocentrismo).

Emociones vs sentimientos

Las emociones nos alejan de nuestro centro espiritual. En el momento en que estamos muy emocionados nos vemos arrojados al drama (des-gracia) y nos inundamos de una clase de energía que nos separa de nuestro centro de claridad interior. En este sentido las emociones son como interferencias o «nubes» suspendidas delante de nuestra alma o Sol interior.  Estas emociones son parte de nuestra realidad pero no deberían dominarnos. Cuando así ocurre desplegamos conductas desproporcionadas y pagamos las consecuencias con más sufrimiento.

Nada de esto significa que las emociones deban reprimirse. Son parte del niño interno, inmaduro y victimista, que todos tenemos. Recordemos por ejemplo cuando un niño se golpea con una mesa. En ese caso es normal que culpe a ésta de todos sus males. Necesita nuestra atención, nuestra comprensión y nuestro consuelo. Las emociones son muy valiosas como un medio para llegar a conocernos mejor y madurar como personas. Pero no podemos quedarnos en la recreación del mundo emocional para siempre. Necesitamos liberar y sanar las emociones reactivas para poder entrar en contacto con nuestro verdadero núcleo interno (fuego). Solo allí podremos encontrar verdadera claridad más allá del conflicto, el victimismo y la separación.

Características básicas de las emociones racionales:

-Tipos de emociones en los mamíferos primitivos: ira, miedo, asco, disfrute, sorpresa, tristeza.

-Tipos de emociones en mamíferos más evolucionados: orgullo, rabia, envidia, arrogancia, alegría, celos, culpa, soledad, rencor, lujuria, ansiedad, vergüenza, odio, euforia…

Mecanismos que las propicia: convenciones, culturas, normas, doctrinas, ideologías, creencias, costumbres.

-Ámbito de influencia: la tribu y el territorio.

-Percepción prioritaria de necesidades maslownianas: Pertenencia y reconocimiento.

-Arquetipo: Chronos, Poseidón.

-EMPATÍA: Respuestas reactivas egoístas de empatía media (lo mío y los míos).

B) PODER INTERNO DESDE LA UNIDAD (EL SER)

La conexión con nuestro poder interno llega de la mano de los sentimientos. Los sentimientos son inherentes a la conciencia de Unidad. Gracias a ellos recuperamos la armonía, la claridad, la facilidad o la sensación de flujo (según lo denominaría M. Csikszentmihalyi). Nos proporcionan afirmación, certeza, gracia, energía y vitalidad (alma).

Origen etimológico:

-Sentire: originalmente «oir». Del mismo origen que sentido, centinela, seny (en Catalán), sensitivo, sensible (darse cuenta) (brújula interior).

-Raiz indoeuropea:

-*sent: Orientarse, tomar una dirección. 

-*miento: Instrumento, medio o resultado.

-Senti-miento: Es la orientación o el esclarecimiento interno tomado como instrumento para decidir o actuar. Predisposición a una justa percepción, apreciación, comprensión y actuación.

3) LAS FLORES Y LOS FRUTOS DEL ÁRBOL

+ Los sentimientos (meta-racionales o metacognitivos)

Como ya indiqué al origen de este post, mi teoría es que el objetivo de la evolución no ha sido tanto la supervivencia de los más fuertes como el de la progresiva amplificación de la conciencia gracias a nuestra capacidad empática. En este sentido, creo que ahora mismo estamos atravesando una etapa clave desde el punto de vista evolutivo que culminaría con la aparición de un ser humano (como especie) dotado de una empatía muy elevada, o incluso máxima (hasta ahora solo hemos conocido algunos casos puntuales en la historia de la humanidad).

Existe ya una línea del pensamiento que asegura que la especie humana en cierta forma ha dejado de evolucionar. La razón que plantea es que los avances en la ciencia ahora permiten sobrevivir a personas que de otra forma habrían muerto (eliminación de la presión selectiva), y también permiten una movilidad a nivel global, diluyendo cualquier novedad genética en una población tan grande (eliminación de la deriva genética).

Yo creo que gracias a las emociones aún podemos seguir madurando (perdonando) y aumentando nuestra capacidad empática (nuestra conciencia) hasta alcanzar el plano más evolucionado y armónico: el de la Conciencia de Unidad y los sentimientos (renacimiento espiritual) (Teshuva).

El dolor que produce la no aceptación total de uno mismo y la sensación de estar aparentemente separados de nuestro estado original (de la conciencia del alma y del Campo Unificado) es de una proporción psíquica tan profunda, que en nuestra primera infancia nuestro hemisferio cerebral izquierdo se volvió dominante, generando negación, desconfianza y finalmente el olvido. Hoy por hoy la sociedad sigue sin ser muy consciente de la existencia de otro tipo de motivaciones más allá de las emociones: los sentimientos.

Los sentimientos son impulsos inherentes al estado de Unidad. Nacen de la conexión con la Totalidad a través de nuestra alma. Son más calmados que las emociones y  alimentan nuestra sabiduría interior o nos impulsan a acciones intuitivas súbitas que más tarde resultan ser acertadas.

Los sentimientos son nuestros maestros, mientras que las emociones son el reflejo de la pervivencia de nuestros inmaduros niños interiores. Éstas últimas son fundamentalmente reacciones ante situaciones que no entendemos y con las cuales entramos en conflicto. Por eso las emociones nos invitan al recogimiento y a la reflexión.

Por el contrario, los sentimientos están estrechamente asociados con nuestra intuición y nuestra afirmación como personas con propósito. Solamente desde nuestros sentimientos podemos tomar decisiones equilibradas, ecuánimes y armónicas con nuestro entorno. Existe un proceso alternativo en el que las acciones fluyen desde más allá de la mente egoísta y las emociones. Cuando estamos tranquilos y en silencio podemos sentir con todo nuestro ser cual es la acción correcta en cada momento.

Es necesario aclarar que la acción espontánea (auténtica) no lo es en función de su inmediatez (según se suele creer), sino por la cualidad armónica que adquiere al emanar de la conexión con el todo; sin interferencias de tipo emocional (conflictivas).

«Entre el estímulo y la respuesta esta la libertad interior de elegir» Stephen R. Covey

Por eso necesitamos liberar las emociones, para entrar en contacto con el poder de nuestra alma donde hay claridad, inteligencia y proporción. Los sentimientos constituyen una clase más elevada de entendimiento que trasciende tanto las emociones como la mente. El sentir es algo más sutil que las emociones. Viene a ser una especie de «susurro» que trata de orientarnos desde nuestro interior propiciando una mayor asertividad. Por eso mismo, a la larga, una mayor afinidad con nuestros valores suele traducirse en un mayor sentimiento de satisfacción o de plenitud vital.

Mientras que las emociones tienen una clara manifestación en el cuerpo físico, los verdaderos sentimientos son un regalo que viene de nuestra percepción extrasensorial o de nuestro sexto sentido (podrían estar relacionadas con el entrelazamiento cuántico -Paradoja ERP-). Es por esto que no están tan claramente localizados en ningún lugar concreto del cuerpo físico (o quizás en todo él) y que los científicos no pueden testarlos tan fácilmente como las emociones. Pero no por ello debemos abandonarnos al reduccionismo materialista. No importa demasiado que los científicos aún no hayan podido comprobar la existencia del alma. Absolutamente todos sabemos lo que significa poner el alma en una actividad.

“Mi arte de partear tiene las mismas características que el de ellas (el de las comadronas, como su madre), pero se diferencia en que éste asiste a los hombres y no a las mujeres, y examina las almas de los que dan a luz, no sus cuerpos”.
Socrates

Podemos ir afinando nuestra sensibilidad. Por ejemplo, la alegría (como emoción) puede manifestarse de forma puntual a causa de algún acontecimiento externo, pero también puede ser un fenómeno que trasciende la mente y las emociones. Es posible sentir una clase de alegría interior de nos eleva sin una razón particular. Muchas personas elevadas han sentido la divinidad dentro y su conexión íntima con todo lo que existe. Tal sentimiento puede llegarnos cuando menos lo esperamos. Es como si algo superior nos tocará o como si nosotros tomáramos contacto con una realidad de otro nivel.

“Sólo si encuentras paz dentro de ti mismo, vas a encontrar la verdadera conexión con los demás.» – Antes del amanecer

Lo mismo ocurre con la confianza. La confianza desde el estado de separación nos suele llegar después de un análisis interesado de las distintas opciones o sabiendo que disponemos de un plan «B». Pero la confianza desde el estado de unidad (como sentimiento) (Emunah) es un estado de certeza interna que nada tiene que ver con el análisis racional. Es algo más bien meta-racional (razón intuida, logos o razón práctica según lo diría Kant).

La interpretación (el juicio) desde experiencias pasadas y la emoción reactiva no es la única fuente de motivación y decisión existente. El Campo Unificado de Conciencia es otra fuente distinta de motivación, más profunda y certera. Para entenderlo, es la misma diferencia que hay entre la física de Newton (relativa a las reacciones -choques- entre objetos tangibles) y la física cuántica (relativa al vacío cuántico o mundo invisible de las infinitas posibilidades).

Partiendo desde la limitada conciencia de separación somos algo así como un televisor mal sintonizado: podemos ver vídeos caseros pero no podemos ver los canales de la parabólica (ni tan siquiera sospechar su existencia).

Según Einstein, cuando los átomos se enfrían lo suficiente, a temperaturas cercanas al cero absoluto, dejan de estar excitados y todos ellos pierden absolutamente su identidad individual (se vuelven uno), por lo que no se puede realizar una medición posible que los diferencie; lo que significa que los átomos se encuentran en Estado Fundamental (Estado de Punto Cero o Vacío Cuántico).

La principal propiedad de este Campo Unificado es la propensión a la unión completa de todos los seres vivos dentro de un plan en constante evolución, así como la aceptación responsable de la función de cada uno dentro de ese plan (Misión). Propios de éste estado son los insights holísticos o intuiciones de inteligencia vital.

«Ese es el momento crítico…en una fase condensada… las moléculas sincronizadas… asumen las propiedades de la mecánica cuántica: uniformidad, falta de fricción (y, por ende, resistencia en el tiempo) y totalidad no rota. De esta manera generarían un campo unificado con las condiciones requeridas para producir el estado fundamental de la conciencia»
Dra. Danah Zohar (Física por el Instituto Tecnológico de Massachusetts)

Las personas que alcanzan este nivel evolutivo suelen ser altamente estables, muy fuertes interiormente (alcanzan el estado de a-patheia o de ánimo estable más allá de las pasiones) y no necesitan protegerse de peligros imaginarios. Su actitud rara vez es hostil o de desconfianza sino universalmente hospitalaria.

Características básicas de los sentimientos (metaracionales o metacognitivos):

-Tipos en el ser humano más evolucionado: dicha, amor, plenitud, éxtasis, entusiasmo, inspiración, indulgencia, compasión, gratitud, paz, fraternidad, ternura, confianza…

Mecanismos que los propicia: lucidez, inspiración, conexión interior, audacia, creatividad, intuición.

-Ámbito de influencia: Totalidad sin exclusión.

-Percepción prioritaria de necesidades maslownianas: Misión y autorrealización.

-Arquetipo: Zeus, Hermes.

-EMPATÍA: Respuestas proactivas altruistas de empatía elevada o máxima (amor a los enemigos).

Personalmente utilizo todos estos conocimientos sobre la naturaleza humana y otros muchos recursos para lograr unas sesiones de coaching altamente efectivas. Uso un sistema propio denominado Coaching de Flujo Armónico. Si eres coach o terapeuta y te interesa conocerlo puedes pinchar aquí.

Como recordatorio y complemento ilustrativo vuelvo a insertar en este post la pirámide Maslow ampliada que ya presenté en mi anterior post. Deseo destacar el ya aludido Campo Unificado de Conciencia.

Pírámide-Maslow-Ampliada (Ignacio Duro)

Jesús decía aquello de «el Padre y yo somos uno» o «quien me ha visto a mí ha visto al Padre». Pues bien, al fin podemos comprender que ese «Padre» íntimo que le aportaba a Jesús una seguridad y una lucidez extraordinarias no era otro que el ya mencionado Campo Unificado de Conciencia.

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