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Hablar de valores, en general, sin más, se me antoja una simplificación demasiado exagerada. Pronto veremos que existen muchos tipos de valores distintos y que no todos son tan favorecedores como en un principio pudiera parecer. Descubriremos que hay valores humanos que distraen, mientras que hay otros nos ayudan a centrarnos y a mejorar la naturalidad de nuestra conducta.

Normalmente se considera valioso lo que nos otorga poder porque es útil, fiable y/o verdadero. Sin embargo la percepción del valor de las cosas puede llegar a ser muy subjetivo. De hecho, cada persona tiene sus propios valores. Y no solo eso, con el tiempo las personas suelen cambiar su particular orden de prioridad con respecto a los mismos.

Se podría decir que los valores son convicciones profundas de los seres humanos que determinan su manera de ser y orientan su conducta. También se podría decir que son el conjunto de objetos o cualidades que una persona (o una sociedad) considera de mayor valor. Algunos valores incluso llegan a considerarse universales.

Personalmente siempre que me han hablado sobre valores el asunto me ha resultado algo confuso. En la superficie lo entendía, pero en el fondo siempre tenía la sensación de que algo se me escapaba. Hoy me he decidido a escribir un poco sobre ellos para intentar poner algo más de claridad.

Lo primero que uno se encuentra es que existen muchos tipos de valores. Por ejemplo, en función del ámbito al que se circunscriben podemos encontrar los siguientes:

Valores personales

Valores familiares

Valores sociales

Valores culturales

Valores morales

Valores religiosos

Otra posible clasificación es la de Valores Terminales y Valores Instrumentales. Unos presentan un carácter finalista, mientras que otros nos servirían para alcanzar mejor los anteriores.

Valores Terminales

Hacen referencia a un concreto objeto, estado o logro que se sitúa en algún punto del futuro (mental). Se trata de factores extrínsecos a la persona que se relacionan con la idea de éxito.

Desde mi punto de vista los Valores Terminales son aquellos que se asocian a las siguientes necesidades humanas.

Valor terminal fisiológico: Los relativos a bienes consumibles tales como el aire, la comida o la bebida.

Valor terminal de seguridad: Los relativos a bienes materiales tales como una casa propia, unos ingresos fijos o un trabajo fijo.

Valor terminal de pertenencia-conexión: Los relativos a grupos pequeños tales como el placer sexual, el amor de pareja, afianzar amistades o la seguridad familiar. 

Valor terminal de reconocimiento-importancia: Los relativos a grupos más amplios tales como los de la empresa, los religiosos, los culturales o los de prestigio social.

Los Valores Terminales presentan siempre un carácter egocéntrico o etnocéntrico.

Egocéntrico: satisfacción de la persona misma sin importar lo que le pase a los demás o por comparación con ellos – (mi comida, mi casa, mi dinero, mi placer, mi prestigio).

Etnocéntrico: satisfacción del grupo sin importar lo que le ocurra a otros grupos o por comparación con ellos – (mi pareja, mi familia, mis amigos, mi equipo, mi empresa, mi cultura, mi país).

El motor fundamental de los valores terminales es el de huir del dolor y conseguir el placer. Esto significa que se trata de valores que están íntimamente asociados a nuestras emociones; entendidas como pasiones vehementes, capaces de dominar nuestra voluntad y perturbar nuestra razón. 

Haciendo un inciso, quiero destacar que los valores morales están muy ligados a los religiosos o los culturales. La palabra «moral» proviene del latín «mores», que significa costumbre. Son también finalistas porque se pueden enfocar por ejemplo a la salvación (religiosa) o la independencia (como país), etc.

Valores Instrumentales

Considero que los valores instrumentales en realidad no son otros que los Valores Éticos.

Etimológicamente, la palabra ética es de origen griego “ethos” que significa “hábito” y el sufijo “-ico” que expresa “relativo a”.

Algunos ejemplos de valores éticos pueden ser justicia, honradez, superación, fortaleza, respeto, lealtad, responsabilidad, bondad, abnegación, sinceridad, generosidad, valentía, etc.

Los valores éticos, a diferencia de los valores terminales, no hacen referencia a un concreto éxito, logro o estado espacio-temporal, sino que hacen referencia a cualidades de la acción misma, en presente. Por tanto estos valores en teoría no se alcanzan nunca, sino que transmiten la idea de desarrollo continuo y servicio a lo largo de toda la vida del individuo.

En realidad los Valores Éticos no tienen un carácter instrumental per se, sino que se vuelven instrumentales en el mismo momento en el que una persona otorga un carácter prioritario a sus valores de tipo terminal. 

Valores humanos que distraen 2

La paradoja es que los Valores Éticos pierden fuerza en el momento en el que se vuelven instrumentales. Por ejemplo, una persona puede tener un valor terminal de placer o de ingresos económicos pero, a fin de obtenerlo, es posible que llegue a poner en cuestión en sí Valores Éticos tales como la lealtad, el respeto, la honestidad o la integridad. En ese caso, la persona, aún sin saberlo, dispondrá en su interior de un orden de prioridades en cuanto a sus valores que muy posiblemente termine por sabotear sus iniciativas. Es importante descubrirlo antes de que sea demasiado tarde, pues de ello puede derivarse un gran sufrimiento, no solo para esa persona, sino también para muchas de las personas con las que se relacione.

¿Cómo llegan a instrumentalizarse los valores éticos? Permíteme que te lo explique con otro ejemplo. Puede haber alguien que intente crecer y superarse para… conseguir algo concreto (Valor Terminal). En el momento en el que hay un «para…» el Valor Ético se ha visto instrumentalizado. Estos valores han dejado de ser prioritarios e inalterables. Pues si finalmente no se consigue el logro buscado, entonces tales valores perderán fuerza o incluso puede que desaparezcan.

Desde mi punto de vista los Valores Éticos per se tienden siempre al altruismo y se asocian con las necesidades humanas de realización, crecimiento y contribución.

(Para más información sobre las necesidades humanas te invito a conocer la reciente Actualización de la pirámide de Maslow)

El motor principal de los valores éticos nada tiene que ver con el placer o el dolor. De lo que hablamos aquí es de la propia virtud o de la justa medida en el obrar. En este caso se trata de factores intrínsecos a la persona, a su manera de ser. Los Valores Éticos se encuentran muy relacionados con la vocación, la realización o el propósito personal. Sobre todo influyen en la forma en la que cada cual hace las cosas. Mientras que los Valores Terminales nos hablaban de tener más, los Valores Éticos nos hablan de ser más. Esto significa que los Valores Éticos están íntimamente asociados a nuestro sentimiento profundo; entendido como un pacífico esclarecimiento interno capaz de predisponernos a una justa percepción, comprensión y actuación.

Valores humanos que distraen

Los estados de distracción y concentración están mucho más relacionadas con los valores de lo que parece.

“Dis – tracción” significa algo que nos divide arrastrándonos en múltiples vías. “Dis-« hace referencia a división (como en dis-persión) y “tracción” hace referencia a arrastrar, como “tractor”.

Hay que decir que siempre que nos distraemos, eso significa que nos hemos visto arrastrados (alienados) por algún Valor Terminal. Recordemos que eran los relativos a objetos, logros, éxitos o estados futuros (mentales). Estos son los valores humanos que distraen.

Por el contrario, concentración o “concentra-acción” hace referencia a concentrarnos en la acción misma.

Por tanto, cuando hablamos de concentración tácitamente estamos hablando de Valores Éticos. Recordemos que estos se enfocaban en las cualidades de la acción misma, en presente, como experiencia.

Está claro que no son lo mismo unos valores que otros ni se deberían de meter a todos en el mismo saco como si nada. Existen graves repercusiones en el hecho de priorizar unos tipos de valores frente a otros. Es cierto que muchos valores pueden proporcionarnos éxito y placer, pero muchas veces puede que eso ocurra en detrimento de la ética de nuestros actos. Sé que puede parecer paradójico, pero desde mi punto de vista los denominados Valores Instrumentales deberían ser siempre prioritarios frente a los Valores Terminales.

Seguramente ahora ya puedes comprender mejor porque los deportistas de élite dan tanta prioridad a la concentración frente a posibles distracciones debidas a Valores Terminales.

Personalmente utilizo todos estos conocimientos sobre la naturaleza humana, además de otros muchos recursos, para lograr unas sesiones de coaching altamente efectivas.

Para terminar quiero recordar un proverbio oriental que contaba Anthony De Mello. Es un proverbio que creo que viene muy a cuento para la mejor comprensión de los contenidos del post. Dice así:

«Cuando el arquero dispara gratuitamente tiene con él toda su habilidad (acción misma). Cuando dispara esperando ganar una medalla de bronce (Valor Terminal) ya está algo nervioso. Cuando dispara para ganar una medalla de oro se vuelve loco pensando en el premio y pierde la mitad de su habilidad; pues ya no ve un blanco, sino dos. Su habilidad no ha cambiado pero el premio lo divide, pues el deseo de ganar le quita la alegría y el disfrute de disparar. Quedan bloqueadas allí, en su habilidad, las energías que necesitaría libres para disparar. El deseo del triun­fo (verse arrastrado) y el resultado para conseguir el premio se han convertido en enemigos que le roban la armonía y el goce (Valores Éticos)

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